Semillas del fruto del haba, planta herbácea de la familia de las Leguminosas. Desde el punto de vista botánico, el fruto es una legumbre formada por una vaina carnosa de color verde, en cuyo interior se hallan las semillas (habas propiamente dichas).

Fue una de las primeras plantas cultivadas por el hombre y constituía un alimento básico 2300 años a. de C. En Egipto eran y siguen siendo muy apreciadas y perduran en uno de sus platos tradicionales. En Grecia, además de tomarlas como alimento, usaban las habas secas para votar. En Roma tenían un importante papel en algunas ceremonias religiosas. Además, los romanos eran grandes comedores de habas, tanto frescas como secas, a las que atribuían poderes para su virilidad.

Las habas, a diferencia de otras hortalizas presentan una proporción apreciable de hidratos de carbono, fundamentalmente en forma de almidón. Asimismo, son una muy buena fuente de fibra y, según la legislación vigente puede ser considerada como fuente de ácido fólico y de vitamina C (incluso cuando están hervidas). La fibra dietética es necesaria para un correcto funcionamiento intestinal (disminuye el tiempo que las heces están en el intestino y aumenta el volumen de las heces). Puede reducir tanto nuestros niveles sanguíneos de colesterol total, como los niveles del llamado "colesterol malo" (colesterol LDL). Se ha asociado, asimismo, a mejoras en el control del azúcar que circula por nuestra sangre. El folato, por su parte, es necesario para el normal funcionamiento de diversas funciones fisiológicas. Su ingesta dietética puede reducir el cansancio y la fatiga , y es necesario para que nuestro cuerpo sintetice ácidos nucleicos y aminoácidos. El ácido fólico es necesario para el normal funcionamiento de diversas funciones fisiológicas. Su ingesta dietética puede reducir el cansancio y la fatiga y es necesario para que nuestro cuerpo sintetice ácidos nucleicos y aminoácidos. La ingesta dietética de vitamina C protege a las células del daño oxidativo y contribuye al normal funcionamiento de los sistemas nervioso e inmunitario. También contribuye a la absorción del hierro no-hemo y al normal rendimiento del metabolismo energético.

La habas, contienen flavonoides, en concreto, se han encontrado flavonoles como la miricetina (2.6 mg/100 g), quercetina (2.0 mg/100 g) y kaempferol (<0.2 mg/100 g), y flavonas como la luteolina (<0.1 mg/100 g) y apigenina (<0.2 mg/100 g). Un meta-análisis de estudios epidemiológicos concluye que pese a que son necesarios más estudios, los flavonoides y especialmente la quercetina podría desempeñar un papel importante en el efecto cardioprotector observado en algunas frutas y hortalizas. Existen algunos estudios que sugieren que los alimentos que contribuyen a la ingesta de quercetina podrían ayudar en la prevención de algunos tipos de tumores (como por ejemplo el de pulmón), sin embargo son necesarios aún más estudios que corroboren dichos hallazgos.

También aportan pequeñas cantidades de isoflavonas (contenido total de isoflavonas: 0.03 mg/100 g de parte comestible), y en concreto daidzeína (0.02 mg/100 g de parte comestible). Pese a que en modelos in vitro se ha sugerido que las isoflavonas pueden tener efectos antitumorales, según el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer los datos de estudios en humanos son limitados y no concluyentes.

Pese a que algunos estudios realizados con suplementos con extracto de fibra dietética de haba en humanos concluyen que existe una relación entre su consumo y una disminución de los niveles de colesterol en sangre, no existen datos de sus efectos mediante el uso de las habas en estado natural.

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